Miel de romero
Como miel de romero que empalaga,
sentía en el olfato aquel aroma,
impregnar a mis glándulas, otrora;
al salir de su boca cuando hablaba.
Fue sutil su sonrisa amedrentada
al cogerla el instinto por su talle,
doblegando a mi cuerpo su coraje
y mirada al mirar, después de amarla.
Al verla sonrojar me dije, es mía,
por fin encontré al ángel que buscaba
y envuelta en las caricias de su cara,
la emoción, por besarla, quedó encinta.
®Omar Andrade |
Almendras amargas
Claridad soñolienta del recuerdo
te despiertas cediendo tu regazo,
presumiendo pudor, ante este chasco,
que tira convicciones por el suelo.
Vivir lo que ha vivido, nadie quiso,
por culpa de un amor que lo desangra,
durmiendo sollozando en una hamaca,
la triste desventura del olvido.
Al sentir que su mano se soltaba
dejándome su adiós entre las mías,
mis lágrimas corrieron resentidas
por pómulos y marcas de mi cara.
Los años peregrinos se decantan
deambulando, después, de sueño en sueño,
dejando en nuestra boca, sin saberlo,
ese fuerte sabor a almendra amarga.
®Omar Andrade |